
El agar bacteriológico es la base de muchos medios de cultivo; usarlo correctamente mejora la reproducibilidad y la recuperación de microorganismos. Por esa razón, queremos dar unos sencillos consejos para sacarle el máximo partido a este producto:
Compra agar de grado bacteriológico o microbiológico teniendo en cuenta su fuerza de gel. Para aplicaciones que requieren más precisión como el cultivo celular o diagnóstico clínico, revisa la ficha técnica y haz pruebas aisladas antes de usarlo a gran escala.
Ajusta la concentración del producto según la firmeza deseada y la técnica (siembra por extensión, vertido, etc.).
Disuelve el agar por completo en el volumen de agua o medio indicado y deja enfriar a 45–50 °C antes de añadir componentes termosensibles (antibióticos, sangre, sustratos), para no degradarlos ni desnaturalizarlos.
Emplea placas en condiciones limpias para evitar contaminación y déjalas secar ligeramente con tapa inclinada antes de almacenar, para evitar la condensación.
Ajusta y verifica el pH del medio antes de esterilizar. Usa agua destilada o desionizada para evitar iones que alteren el gel o la solubilidad de compuestos.
Guarda los medios sólidos en bolsas o cajas herméticas a 4 °C para evitar desecación y contaminación y no reutilices placas usadas.
Por último, registra las condiciones de preparación y almacenamiento para facilitar la resolución de problemas de trazabilidad.
Siguiendo estos pasos optimizarás la firmeza, transparencia y capacidad de apoyo del agar, mejorando el aislamiento, la cuantificación y la reproducibilidad en tus cultivos.
